La Superintendencia de Bancos (SIB) nació a la vida institucional el 2 de septiembre de 1946, como un órgano técnico (ente supervisor) encargado de la supervisión del sistema financiero nacional.
El desarrollo del sector financiero, en diversos ámbitos como el número y naturaleza de las entidades supervisadas, complejidad de los servicios financieros, evolución de las prácticas de supervisión a nivel internacional, cambios en la legislación y consecuente modernización del marco regulatorio aplicable, han influido en la evolución del ente supervisor para afrontar los cambios de su entorno, adaptándose y transformándose en función de las circunstancias para mantener la efectividad en el cumplimiento de su mandato constitucional y legal.
En ese orden de ideas, durante los 77 años de historia, luego de haber iniciado formalmente sus funciones con 17 colaboradores, la SIB ha tenido diversos cambios en materia de infraestructura física y tecnológica, enfoques de supervisión, organización y procesos internos, entre otros aspectos.
El ente supervisor, en sus inicios, funcionó en varias oficinas situadas en la zona 1 de la ciudad de Guatemala, compartiendo en algunos casos infraestructura con dependencias gubernamentales. En la medida que fueron aumentando sus funciones y por ende el número de sus colaboradores, fue necesario contar con instalaciones más adecuadas, por lo que en 1966 la SIB se instaló en los niveles 8, 9 y 10 del edificio del Banco de Guatemala ubicado en el centro cívico de la ciudad, lugar donde permaneció hasta finales de 1995, año en que se trasladó a las instalaciones que hasta la fecha albergan la mayor parte de sus dependencias.
El crecimiento de la Institución continuó en los años posteriores, contando actualmente con una planilla de 698 colaboradores, lo que hizo necesario disponer de una sede adicional, bajo modalidad de arrendamiento, inaugurada en 2020, ubicada en la zona 13 de la ciudad de Guatemala.
La Superintendencia de Bancos, se ha caracterizado por contar con personal altamente calificado, razón por la cual ha mantenido a lo largo de su historia altos estándares de selección, situación que se refleja en que, excepto para el personal operativo, requiere a sus colaboradores como mínimo el nivel universitario de licenciatura en ciencias económicas o su equivalente, con las especializaciones en grados de maestría y otros estudios para que estos desarrollen carrera profesional a lo interno de la Institución. Actualmente, el personal, en su mayoría cuenta con grado académico de licenciatura y más de dos terceras partes ostenta al menos una maestría en ramas afines a la principal función que le compete realizar.
supervisión financiera según las circunstancias del entorno
Las características del sistema financiero en cada época han determinado la forma en que la SIB lleva a cabo la vigilancia e inspección, atendiendo su mandato legal, por lo que durante su historia ha desarrollado y aplicado los modelos de supervisión siguientes:
Hasta esta década del siglo pasado, los trabajos de vigilancia e inspección se enfocaron en verificar que las instituciones supervisadas cumplieran con la normativa aplicable.
Con la evolución de los estándares de información financiera, laverificación del cumplimiento normativo fue complementada con el análisis financiero y la evaluación de aspectos contables orientada a los estados financieros de las entidades supervisadas.
Las tendencias a nivel internacional y una serie de cambios relevantes, como el Programa de Modernización del Sistema Financiero Nacional promovido desde 1993, propiciaron que la función supervisora se fortaleciera con una visión inicial basada en riesgos, dando inicio, a mediados de esa década, al surgimiento del Modelo Único de Supervisión Orientada del cual formó parte el sistema de calificación denominado SUPER desarrollado a lo interno de la SIB.
Con la emisión, a inicios del presente siglo, de la Ley de Bancos y Grupos Financieros, la Ley de Supervisión Financiera y otras leyes, así como para estar a la vanguardia de los estándares internacionales de supervisión, se adoptó formalmente el Modelo de Supervisión Basada en Riesgos (SBR) con orientación preventiva y prospectiva, que incluía un sistema de calificación cualitativo.
Sujeto a mejora continua desde su adopción, el modelo SBR se consolidó en 2021 dando origen al Modelo Integrado de Supervisión (MIS) aplicado en la actualidad, el cual se fundamenta en un enfoque basado en riesgos, un sistema actualizado de calificación (matriz de riesgos), el proceso de supervisión financiera y un sistema de control de calidad que promueve la mejora continua de los trabajos de supervisión.
Los enfoques de supervisión prevalecientes en cada época no descontinuaron a los anteriores, sino se complementaron en el tiempo, en función de varias estructuras organizacionales que se fueron estableciendo como resultado de los procesos de planificación estratégica, liderados por los superintendentes de bancos en sus respectivos períodos de gestión.
Ante el dinamismo y la internacionalización de la actividad bancaria y aseguradora, para los efectos de la supervisión consolidada y transfronteriza, la SIB forma parte desde 1976 del Consejo Centroamericano de Superintendentes de Bancos, de Seguros y de Otras Instituciones (CCSBSO), órgano que ha presidido en varias ocasiones y en el que también ha participado en diversos comités de apoyo
Adicionalmente, atendiendo a las mejores prácticas a nivel internacional, la función supervisora se fortaleció a partir de 2008 con funciones especializadas de análisis económico y desde 2015, con un enfoque de análisis macroprudencial, encaminados a la evaluación de las fuentes de riesgo que pudieran afectar al sector financiero supervisado en su conjunto.
Un hecho trascendental para la SIB fue la creación, en 2001, de la Intendencia de Verificación Especial (IVE), para asumir el papel de Unidad de Inteligencia Financiera del país.
A inicios de este siglo, cuando Guatemala fue incluida en la lista de jurisdicciones no cooperantes en la lucha contra el lavado de dinero, se iniciaron los esfuerzos a nivel país para proteger al sistema financiero contra dicho ilícito, destacando, entre otras acciones, la emisión de la Ley Contra el Lavado de Dinero u Otros Activos que dio lugar a la IVE, y con ello, a la incorporación de organismos internacionales como el Grupo de Acción Financiera del Caribe (GAFIC) en 2002 y el Grupo Egmont de Unidades de Inteligencia Financiera del mundo en 2003, eventos que coadyuvaron para que en 2004 Guatemala saliera de esta lista.
Desde su creación, la IVE ha afrontado tres rondas de evaluaciones mutuas en materia de prevención y combate del Lavado de Dinero (LD) y Financiamiento del Terrorismo (FT); se fortaleció en 2005 con las funciones relativas a la prevención del financiamiento del terrorismo con la emisión de la ley sobre la materia; creó desde 2008 áreas especializadas en el análisis operativo y supervisión de los riesgos de LD/FT, con lo cual implementó paralelamente un enfoque de supervisión basado en riesgos; integra desde 2010 la Comisión Presidencial de Coordinación de los Esfuerzos Contra el Lavado de Dinero u Otros Activos, el Financiamiento del Terrorismo y el Financiamiento de la Proliferación de Armas de Destrucción Masiva en Guatemala (COPRECLAFT), con un rol de Secretaría Técnica; forma parte desde 2013, del Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (GAFILAT) del cual actualmente ostenta la Vicepresidencia; coordinó en 2014, con el apoyo del Banco Mundial, la Evaluación Nacional de Riesgos de LD/FT y sus actualizaciones posteriores; y, ejerce en la actualidad la representación regional de los países hispanohablantes del Grupo Regional de las Américas, parte del Grupo Egmont.
Posterior a los procesos netamente manuales1, acorde con el desarrollo tecnológico de cada época, con el uso de las primeras computadoras en la década de los 90 y la implementación paulatina de los primeros canales digitales para recibir información de las entidades supervisadas, la SIB ha tenido avances cualitativos que han coadyuvado a la efectividad en el ejercicio de sus funciones.
En la actualidad, con el auge de las innovaciones tecnológicas, la transformación digital pasó de ser objetivo del ente supervisor a una realidad de trascendencia para sus operaciones diarias, buscando poner a disposición de las entidades supervisadas, Personas Obligadas (PO), organismos de Estado y demás interesados; y, a la población en general, canales de comunicación ágiles y seguros para realizar las gestiones ante el ente supervisor.
A nivel interno, las innovaciones tecnológicas están permitiendo el desarrollo de sistemas de información y de herramientas que agilizan las actividades de supervisión financiera y de riesgos de LD/FT, así como el resto de procesos institucionales; la reducción de los tiempos de procesamiento de información interna y la que se recibe de las entidades para fines de supervisión; la disminución de las actividades operativas de apoyo; minimizar el consumo de papel, entre otras ventajas, basado en un plan estratégico de transformación digital que se desarrolla bajo una visión de gestión de proyectos institucionales.
En acontecimientos más recientes, cabe destacar que, de acuerdo con su capacidad de adaptar los procesos internos a las circunstancias del entorno, la SIB afrontó exitosamente las implicaciones de la pandemia COVID-19 sin afectar la continuidad de sus funciones, creando para el efecto, medios emergentes de comunicación y traslado de datos con apoyo de las tecnologías de información.
Los grandes cambios que la Superintendencia de Bancos ha afrontado en sus modelos de supervisión financiera y de riesgos de LD/ FT, la capacidad técnica de su personal y la actualización constante de sus procesos, le ha dotado de una mayor resiliencia operativa a fin de seguir cumpliendo su misión institucional que es promover la estabilidad y confianza del sistema financiero supervisado.
1 En varias épocas, fueron herramientas fundamentales las máquinas de escribir mecánicas y eléctricas, hojas membretadas en original y copia, papel carbón, hojas de papel periódico, hojas de papel con columnas, carteles, acetatos y cuadernos para gestión de controles manuales, entre otros. La recepción de información de las entidades (semanal o mensual) también era de forma manual, mediante formatos proporcionados por la SIB.
Juan Alberto Díaz López
Intendente de Supervisión de la SIBContador Público y Auditor egresado de la Universidad de San Carlos de Guatemala,
con Maestría en Administración de Empresas y Especialización en Finanzas por
la Universidad Francisco Marroquín (ESEADE). Cuenta con especializaciones a
nivel nacional e internacional en temas relacionados con gobierno corporativo,
supervisión basada en riesgos, supervisión consolidada y transfronteriza,
estabilidad financiera, entre otros. Desde 1988 hasta 2016, desarrolló su carrera
profesional en la Superintendencia de Bancos, ocupando cargos como Inspector
Bancario; Supervisor y Subdirector del Departamento de Análisis; y, Director del
Departamento B de Supervisión de Riesgos Bancarios de la SIB.